lunes, 12 de noviembre de 2012

Los combates de Cárdenas


En el puerto de Cárdenas, al norte de la isla de Cuba, tuvieron lugar los primeros cañonazos españoles del 98, y los más encarnizados combates entre buques españoles y norteamericanos.
En este puerto se encontraban las lanchas cañoneras “Alerta” y “Ligera” en misión de vigilancia y descubierta, y el remolcador “Antonio López” artillado con un cañón Nordenfelt de 37 mm de fuego rápido. La cañonera “Ligera”, construida en Cádiz, era una embarcación pequeña de 20 m de eslora y 11 nudos de velocidad, que había llegado para relevar a la “Alerta” en sus misiones de vigilancia, mientras entraba en puerto para reparar pequeñas averías.
Cañonera Ligera
El 25 de abril la “Ligera” se encontró con el torpedero americano “Foote”, al mando del teniente Rodgers, 142 t y 25 nudos de velocidad, armado con tres cañones de 37 mm de tiro rápido y tres tubos lanzatorpedos. Empezaron las escaramuzas: la “Ligera” aproó hacia el torpedero enemigo abriendo fuego con su cañón de proa. Con tan buena fortuna que alcanzó de lleno al “Foote”, perforándole el casco a la altura de una de sus máquinas, quedando el buque escorado a estribor e inútil para seguir el combate, dándose a la huida. Al comandante, teniente de navío Antonio Pérez, y su dotación se les recompensó con la Cruz de María Cristina.


El día 11 de mayo, estando las tres embarcaciones españolas atracadas en el puerto de Contreras, buques americanos intentaron primero bloquear el puerto y, a continuación, pasar a la acción de combate. Para ello contaban con el torpedero “WInslow”, idéntico al “Foote”; el cúter “Hudson”, armado con piezas de 37 mm y el cañonero “Wilmington” de 1392 t. 15 nudos de velocidad, ocho cañones de 100 mm y cuatro de 57 mm; y el “Machias” otro cañonero de similares características a éste. Estos dos últimos buques tenían parte del casco y de la artillería principal blindada.

La escuadrilla americana decidió atacar a los buques españoles, ordenando al “Winslow”, por su menor calada, entrar en la bahía, reconocer y avisar de los movimientos de los buques españoles. A continuación seguiría el “Hudson”, quedando los cañoneros “Wilmington” y “Machias”, por su mayor tonelaje, a la espera de los acontecimientos.
Las lanchas españolas abandonaron el puerto buscando refugio en el litoral de la bahía de Cárdenas, quedando el remolcador “Antonio López”, por su mayor calado, atracado en el muelle.
USS Winslow en 1893

Sobre las 13.45 se destacó el “Winslow” con orden de atacar el remolcador, entablándose pronto fuego de artillería entre ambos buques. La precisión en sus disparaos y la buena fortuna del remolcador hicieron que alcanzara en repetidas ocasiones al “Winslow”, causándole destrozos y averías en ambas máquinas y gobierno que le hicieron abandonar el combate, resultando heridos en el lance su comandante y parte de la dotación. El “Hudson” recibe la orden de ir en su auxilio intentando darle remolque para sacarle de la trampa en que se había metido. Este maniobra le fue propicia al “Antonio López”, que siguió disparando sobre ambos buques produciéndoles graves averías y numerosos heridos, entre ellos el segundo comandante, alférez de navío Bagley, que murió en el combate.

USS Hudson

Por parte española no se produjo ninguna baja mortal, sólo algunos heridos. El remolcador recibió impactos que causaron pequeñas averías, reparadas en poco tiempo. Su comandante, teniente de navío Montes, nacido en Santiago de Cuba, fue recompensado con la Gran Cruz Laureada de San Fernando.
Los hechos demostraron que la victoria fue completa: los buques americanos se retiraron, no volviendo a atacar Cárdenas durante toda la guerra.

En todas las publicaciones estadounidenses este combate es descrito como una batalla contra poderosas baterías ocultas. A pesar de que el comandante de artillería Severo Gómez Núñez niega su existencia en su libro "La Guerra Hispano-Americana" de 1899, un año después escritores ingleses y franceses continúan dando por buena la versión estadounidense.

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