jueves, 26 de abril de 2012

DOS ISLAS ESPAÑOLAS





La isla de Tidore forma parte, junto con su casi gemela Ternate, del archipiélago norte de la provincia de Molucas, además de Halmahera y Morotai; y los archipiélagos menores de Bacan y de Sula. La capital es Ambón en la isla de Seram. 




Son las famosas Islas de las Especias, donde abundan los volcanes y las lagunas. Se hablan más de 150 dialectos, actualmente sus tradiciones están muy impregnadas del rastro de culturas occidentales, especialmente portuguesa y española. Algo que se mantiene en su folklore, en algunos apellidos, en los vestigios monumentales y nombres de ciudades. 

Ambas islas forman dos conos casi perfectos, uno enfrente de otro, separadas por unos 3.500 metros en un brazo de mar estrecho y profundo en el que se asienta la isla más pequeña de Maitara. 



La isla Tidore



La historia de Tidore (volcán de 1750 metros de altura), está dominada por la rivalidad con Ternate. Primero entre los dos sultanes de una y otra isla; después por el apoyo dado por los españoles a los tidoreños frente al Sultán de Ternate y sus aliados portugueses; y, más tarde, con las dos coronas unidas bajo Felipe II, chocaron con los holandeses que se asentaron en Ternate. 

Éste sería un brevísimo resumen de una azarosa historia que dominó los siglos XVI y XVII en el océano Pacífico. A partir de 1648 (Paz de Westfalia) España cede el control de las Molucas para concentrarse en Filipinas y la compañía holandesa V. O. C. ocupa el archipiélago moluqueño, estableciendo el monopolio del clavo y de las demás especias. 

En la actualidad, 1994, Tidore es una isla pobre dedicada básicamente a la agricultura (clavo, mango, coco) y a la pesca. Su infraestructura es precaria y elemental. Una sola carretera asfaltada rodea el perímetro de la isla que dispone de un único hotel de 12 habitaciones. Encontramos cuatro emplazamientos de tradición histórica. 



El fuerte Tsjobbe 

No quedan más que los restos. Se trata de una atalaya de reducidas dimensiones, situada al Norte del embarcadero de Rum. Fue construida por los hombres de Espinosa, que mandaba la Trinidad y que permanecieron en Tidore cuando la expedición de Magallanes, desde entonces mandada por Elcano, prosiguió viaje con la Victoria. La Trinidad se vio en la necesidad de permanecer en la isla para reparar, ya que los fondos y la quilla de la nave habían sido afectados por la broma. Construyeron una pequeña factoría para el acopio de especias y la protegieron artillando el reducto con las piezas de la Trinidad que no pudo seguir navegando. 

El día 8 de noviembre de 1521, la Victoria y la Trinidad fondearon en Tidore, al día siguiente el Sultán Al-Mansur fue recibido a bordo. Vio en la llegado de Elcano un apoyo decidido frente a los ternateños (apoyados por un pequeño destacamento portugués), no dudó en proclamarse vasallo de Carlos V y en bautizar a Tidore con el nuevo nombre de “Castilla”, en honor al emperador. 

Los marinos españoles fueron agasajados por el sultán con numerosas fiestas, en una de las cuales quedaron impresionados por “una procesión de cincuenta mujeres, todas adornadas de seda desde la cintura hasta los pies que portaban bandejas de manjares sobre sus cabezas y eran escoltadas por hombres que llevaban grandes jarras de vino y que más tarde ejecutaron la danza guerrera cakalele. Cuando el banquete finalizó, las mujeres capturaron jugando a algunos españoles y fue necesario entregar algunos regalos para que éstos volvieran a recobrar su libertad” nos cuenta el cronista Pigafetta. 

Pasados los días y zarpado Elcano con la Victoria, los hombres de la Trinidad se dedicaron a recolectar especias. Poco tiempo después fueron atacados por los portugueses, quienes se apoderaron de la factoría. Los portugueses reforzaron y acondicionaron el fuerte, dándole su fisonomía definitiva. 



Las ruinas de la ciudad real de Marieku 

En octubre de 1525 alcanzaron las Molucas, 150 hombres de los 450 que habían zarpado desde La Coruña en agosto, entre los muertos se encontraban don García Gofre de Loaysa, almirante de la escuadra, y su sucesor en el mando, el grande Juan Sebastián Elcano (murió el 7 de agosto y fue lanzado por la borda con todos los honores). 

Las islas estaban ocupadas por los portugueses. Los españoles se asientan de nuevo en Tidore. El clima de tensión va creciendo entre los dos grupos ibéricos. Los portugueses recibieron el refuerzo de 100 soldados. Se terminó la tregua. Los portugueses acompañados por 1.000 ternateños atacaron a los españoles de Tidore. Asolaron la ciudad real de Marieku, de la que no quedan más que unas piedras, apenas visibles entre la maleza. El interés que presentan los restos es escaso hoy día, y su acceso es muy dificultoso. 



El fuerte Torre o fuerte Tohula 

El calificativo español aparece en algunos mapas de la época, puede responder a dos razones: la primera, por referencia a su construcción, en la que destacaba una torre, aún en pie, aunque desmochada. La segunda, de origen más dudoso, derivaría del nombre del comandante de la fortaleza don Hernando de la Torre, entre 1527 y 1529. 

Esta fortaleza nos lleva a recordar al conquistador de México, Hernán Cortés, quién recibió una misiva del emperador Carlos, fechada en Granada el 20 de junio de 1526, en la que le informaba de las sucesivas expediciones enviadas a “las nuestras islas del Maluco” Poniendo en su conocimiento de la armada al mando de Sebastián Caboto, que había partido ese año con tres naos y una carabela para “también ir a las dichas islas del Maluco.” Cortés, informado de las desdichas de la armada de Loaysa, decidió enviar socorro a los españoles “de las Malucas”. En noviembre de 1527 salieron de Nueva España dos navíos y un bergantín. Las dos naos se hundieron, solamente la “Florida” pudo llegar a las Malucas, fondeando en Tidore el 27 de marzo de 1528. 

Mientras la armada se dirigía a las islas, los españoles habían continuado sus escaramuzas con los portugueses y sus aliados. La Torre había pactado el fin de las hostilidades con los lusitanos y se había asentado en la isla. El fuerte Torre debió ser el lugar del nuevo asentamiento al tiempo que la nueva ciudad de Soa Siu, sede del Sultán, se extendía en sus proximidades. 

Actualmente el fuerte, en ruinas, se mantiene discretamente en pie. No es fácilmente visible desde la carretera. 



Palacio del Sultán de Tidore 

Del palacio de los sultanes sólo quedan restos, entre ellos las escaleras de acceso y algunos lienzos de mampostería. Al parecer el palacio fue destruido durante los combates que enfrentaron a los españoles con los holandeses en la primera mitad del s. XVII. Existe un grabado holandés que representa el ataque de la escuadra del almirante Hoen a Tidore, en 1609, donde figura un palacio en llamas. 

El folklore actual de las Molucas, y no únicamente en Tidore y Ternate, recoge ecos de la presencia militar española en el archipiélago. La danza del “cakalele”, aporta datos significativos. El “guerrero” cubre su cabeza con una reproducción del capacete, el casco por antonomasia de los hombres de armas españoles de los s. XVI y XVII. 


La isla de Ternate 

Su volcán tiene una altura de 1721 metros. Es de menor extensión que su vecina y notablemente superior en desarrollo. La última erupción volcánica fue en 1990. 

Ternate, como ya hemos contado, fue una posesión portuguesa opuesta al Tidore español. Más adelante, a partir de 1580, durante la unión peninsular, castellanos y portugueses, pues españoles eran todos, harán causa común frente a la nueva amenaza holandesa. 

Una mancha en el blasón portugués fue el ocurrido con la armada de Ruy López de Villalobos, enviada desde el virreinato de Nueva España en 1542 a descubrir nuevas islas, y que los temporales obligaron a buscar refugio en Tidore. El gobernador portugués arremetió contra los hombres de Villalobos, enfermos y cansados de luchar contra los elementos, que terminaron siendo hechos prisioneros y enviados a Ambón en cautiverio. La mayoría fallecieron de beri-beri, incluyendo el propio almirante quiern recibió la extremaunción de un joven misionero llamado Francisco Javier quien intentaba convertir a los musulmanes de las islas. 

Los portugueses fueron expulsados de Ternate en 1575 por el sultán Baad. Se entra en una época de vacio europeo en las islas, con la excepción de alguna visita ocasional como la del pirata inglés Francis Drake. 

En la isla de Ternate quedan restos etimológicos de la presencia hispano-portuguesa como son las poblaciones de Kastela y Bastiong, así como La Laguna (talmente en español). 

De los diversos fuertes que existen en la isla, al menos tres de ellos están fuertemente vinculados a España. Son el fuerte de Nuestra Señora del Rosario, el fuerte de San Pedro y San Pablo y el antiguo fuerte Malayo o fuerte Oranje, que fue uno de los mayores puntos de choque entre españoles y holandeses. Pigafetta, cronista de Magallenes y después Elcano en su viaje, nada dice sobre los fuertes de Ternate, que no habrían pasado desapercibidos en la detallada descripción de las islas que hizo. 



Fuerte de Nuestra Señora del Rosario 

Al parecer el capitán de Brito recibió autorización para construir un castillo en 1522, en la amplia acepción del término entonces, es decir, almacén, cuadra, factoría, dormitorio y fortaleza, en las proximidades de la ciudad de Gammalamma, donde residía el sultán Bolief. El castillo de piedra portugués poco a poco fue levantándose. A lo largo de décadas. 

En 1575 los portugueses son expulsados de Ternate. Cinco años después se produce la unión de las dos coronas peninsulares. En ese época se inicia la penetración holandesa en Ternate, el sultán se alía con la compañía holandesa V. O. C. (Vereenigde Oostindische Compagnie). 

En 1606, don Pedro de Acuña, gobernador general de Filipinas, arma una flota de 37 buques de distinto porte, con un total de 1.300 españoles, 400 filipinos y 650 remeros de esta nacionalidad. Llegan a Tidore, el sultán renueva su vasallaje al Rey de España, Felipe III. Al amanecer del 1 de abril desembarcan en Ternate. Dos columnas se dirigen al fuerte de San Pedro y San Pablo, los ternateños, a pesar de su superiodad artillera se deciden por el cuerpo a cuerpo. Son aplastados por la infantería española. Al mediodía el fuerte se rinde. Don Pedro se dirige hacia Gammalamma y el fuerte de Nuestra Señora del Rosario, el sultán Said huye. Los holandeses se aprestan a la defensa, pero son arrollados por el asalto español. Estos capturan la factoría holandesa, en la que encuentran dos mil ducados, grandes depósitos de clavo y numerosas mercaderías. 

El sultán Said vuelve a su palacio al haberse rendido y reconocido la soberanía española sobre el sultanato. El 10 de abril de 1606 los españoles y ternateños firmaron la paz. Don Pedro de Acuña, cumplida su misión, regresó a Manila en el mes de mayo. 

Durante los meses sucesivos se levantaron puestos fortificados y guarniciones en las pequeñas islas vecinas; el fuerte de Nuestra Señora del Rosario albergó a 200 soldados, y cerca de 100 familias de portugueses, mestizos portugueses y españoles. 



El fuerte de Nuestra Señora del Rosario se puede visitar en la actualidad, aunque su interior está en ruinas, aún se aprecian los muros  y parte de la torre central. 

Los holandeses no habían estado ociosos desde su derrota, el capitán L´Hermite llegó a acuerdos secretos con el Sultán de Jailolo. A pesar de sufrir diversos reveses ante las tropas españolas, pudo conseguir una base en el antiguo fuerte Malayo, abandonado por los portugueses. Lo reconstruyó y lo puso en estado de defensa. Fue sitiado por los 250 españoles en junio de 1606 y defendido por 140 holandeses y ternateños aliados de estos. No pudo ser expugnado por los españoles. Esto animó a las fuerzas holandeses a extender su acción sobre Ternate y Tidore. Está situado en el centro de la moderna Ternate. Hoy día lo ocupa la policía local y es el único que presenta ciertas condiciones de habitabilidad. 



Fuerte de San Pedro y San Pablo 

Ya hemos visto que las tropas de Don Pedro de Acuña lo asaltaron y ocuparon en 1606. Fue empezado a construir después de 1525, las crónicas portuguesas cuentan que aquí fue asesinado el sultán Hairun por Antonio Pimentel en 1570. Lo que dio lugar a una guerra de cinco años, que terminó con la derrota portuguesa y su expulsión de Ternate. 

Se conservan los muros exteriores, pero no se puede acceder al interior. Los desniveles, la vegetación y los reptiles aconsejan observación prudente desde la carretera. 



Fuerte Toloco 

Un fuerte portugués, no existen indicios de presencia española. Buen estado de conservación exterior. 



Fuerte Santa Lucía 

Conocido como “El bastión”. No llegó a terminarse y hoy las aguas de la bahia de Talangame penetran entre sus muros. 



En síntesis, Tidore y Ternate, islas donde la presencia de España puede aún palparse en los vestigios de las fortificaciones, en las tradiciones del folklore y en las etimologías de muchos términos de su vocabulario, constituyen lugares de enorme interés no sólo para el historiador sino para todos los españoles que discurran por esas latitudes. El buque escuela Juan Sebastián Elcano estuvo por esas aguas en 1994.

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