martes, 21 de julio de 2009

Castelnuovo, 1539

En el verano de 1539 morían más de 3.000 españoles en las bocas de Cattaro (Kottor), en la costa dálmata de la antigua Yugoslavia, actualmente Herzeg Novi, en los documentos españoles del siglo XVI aparece italianizado como Castelnuovo.

Estos españoles constituían un tercio viejo al mando del maestre de campo D. Francisco de Sarmiento, Resistieron frente al ejército y la marina turca mandados por Barbarroja, almirante de Solimán el Magnífico.

Debemos mirar un poco antes en el tiempo: En el verano de 1538, la flota aliada bajo el mando de Andrea Doria, Capelo y Grimaldi, con un ejército bajo el mando de Ferrante Gonzaga, fracasaron en el intento de destruir la flota otomana mandada por Barbarroja, en la batalla de Prevesa.

Volviendo a sus bases de partida, tantearon la costa dálmata, en las bocas del Cattaro encontraron un lugar muy fuerte donde dejaron el tercio viejo de Sarmiento, como cabeza de puente para la ofensiva del año siguiente mandada por el propio emperador Carlos V. Eran 3.500 españoles junto a 300 jinetes griegos y albaneses. Con provisiones para cuatro meses y dineros suficientes, una fusta y algo de artillería.

Francisco de Sarmiento tuvo desde septiembre de 1538 hasta julio de 1539 para preparar la defensa. Se le habia pedido que tuviese las mejores relaciones con las poblaciones vecinas de cara a la gran ofensiva planeada para el verano siguiente. Por ello hubo cierta dejadez en la preparacion de las defensas.

En la primavera de 1539 la Liga Santa estaba practicamente deshecha, Venecia estaba en tratos con el Turco, Castilla le negaba créditos al Emperador y Francia le hacía saber a través de María de Hungría que no permitiría un ataque a Turquía. La afición de los franceses a tocar los cojones viene de antiguo.

Con las defecciones de los antiguos aliados la flota de Andrea Doria era más débil que la de Barbarroja, sólo cabía la posibilidad de retirarse; pero en el s.XVI la fama de los Tercios Viejos era tal que la retirada no se contemplaba como una posibilidad. Se podía morir pero no se podía retroceder.

Cuando la vanguardia turca empezó a hostigar a Castelnuovo el 14 de julio de 1539, Sarmiento manda un correo a Ferrante Gonzaga recordandole su promesa de ayuda. Pero disuelta la Liga, el virrey de Sicilia no tiene poder bélico suficiente para romper el bloqueo turco. Faltan la pólvora y el agua.

Sabemos lo que pasó gracias a los testimonios de dos soldados que lograron llegar a Nápoles: Juan de Alcaraz y Francisco de Tapia, cabos de escuadra.

El 15 de julio llegó Barbarroja con la armada y el gobernador turco de Bosnia, en total 50.000 soldados (unos 5.000 jenízaros) y una armada de 220 naves. Cuando ya había desplegado su artillería y mostrado su poderío intimó a la rendición de los españoles. Pensaba que la visión de su superioridad (20 turcos por cada español) haría su ultimatun bien recibido.

Ofrecía condiciones ventajosas: reembarcarlos hasta el reino de Nápoles, salir con banderas desplegadas e incluso 20 ducados por cada soldado. Barbarroja pensaba que la honra quedaba salvada (salir con banderas desplegadas) Pero se llevó una sorpresa.


El maestre de campo consultó con todos los capitanes, y los capitanes con sus oficiales, y se resolvieron que querían morir en servicio de Dios y de S.M. Y que veniesen quando quisiesen


La víspera de Santiago empezaron los turcos su asalto. Los primeros dias los españoles aguantaron bien. Pero a partir del 1 de agosto, Barbarroja cambió de táctica. Su artillería comenzó a bombardear sin descanso el castillo alto de la plaza, sin parar por la noche.

La mayoría de los hombres habían caido ya. Sarmiento intentó resistir en el castillo bajo con los 500 ó 600 hombres que seguían con vida moviendose en escuadrón como si estuviesen en una parada ante el Rey. Pero no pudieron entrar en el castillo bajo ya que la población civil había atrancado las puertas por miedo a la cercanía de los turcos. Los civiles ofrecieron subir a Sarmiento atado a una cuerda, este se negó y picando espuelas volvió al frente de sus hombres que estaban encarados a los turcos. Se dirigió a lo más fragoroso del combate y embistió contra los genízaros. No se le volvió a ver ni vivo ni muerto.

Los pocos cogidos vivos, muy maltrechos, menos de doscientos fueron llevados a Constantinopla.

En el año 1545 unos pocos pudieron robar un barco y llegar a Mesina.


En la época fue muy conocida esta hazaña y nombrada en los poemas italianos y españoles

Ahmete

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